Pastas de té de almendra


Hace un montón que no os enseño una de las recetas de mi abuelo Pepe, y eso es un delito con la de cosas ricas que prepara. Os lo digo siempre que hago una receta que me ha enseñado él, pero hoy os lo vuelvo a repetir: soy muy afortunada de tener un abuelo con tan buena mano en los fogones. Diréis que es amor de nieta, pero si le conocieseis entenderíais de qué hablo. Y no os cuento ya si probarais alguno de sus platos... ¡Para ponerle un monumento!

La receta de hoy me la pasó hace un montón de tiempo y no sé por qué no os la había mostrado antes, porque se trata de unas pastas de almendra tremendamente buenas. Crujientes a la vez que suaves, perfectas para cualquier momento del día: para acompañar el café del desayuno, para la media mañana, para disfrutarlas en el postre, para el té de las 5... ¡Siempre deliciosas! Así que creo que lo mejor es dejar de contaros lo ricas que están y pasar directamente a la acción. Os digo los ingredientes y nos ponemos a cocinar.


  • 100 gramos de mantequilla en pomada 
  • 75 gramos de azúcar
  • 1 yema
  • 150 gramos de harina
  • 40 gramos de almendra molida
  • 80 gramos de chocolate fondant (opcional)

Ponemos en un bol el azúcar y la mantequilla ablandada (con sacarla un ratito antes de la nevera es suficiente) y mezclamos bien con una lengua o una cuchara de palo. Añadimos la yema y volvemos a mezclar hasta integrarla completamente. 

Añadimos la harina y la almendra y batimos todo bien, pero sin amasar, lo justo para que todos los ingredientes se unan y tengamos una masa lisa.


Introducimos la masa en una manga pastelera con boquilla de estrella y hacemos tiras de masa de unos 6 centímetros de largo sobre la bandeja del horno (cubierta con papel sulfurizado). También podéis hacer pastas con forma redonda. 

Así tal cual están deliciosas, pero si sois chocolateros, os recomiendo que las cubráis con un poco de chocolate. Es muy sencillo: una vez estén las pastas frías, derretimos el chocolate en el microondas (para ello, calentamos el chocolate troceado a máxima potencia a intervalos de 10 segundos cada vez) y una vez esté completamente derretido, lo dejamos templar un minuto. Luego, sólo tenemos que introducir la mitad de cada galletita en el chocolate. Las colocamos sobre un trozo de papel sulfurizado hasta que el chocolate se endurezca y listo ¡A comer!


Algunos consejos:
  • Para que las pastas se conserven crujientes, guardadlas en una lata hermética o bote bien cerrado.
  • Estás galletas están deliciosas y se acaban en un pis pas. Aunque con esta cantidad salen bastantes galletas, yo a veces hago el doble. En ese caso, en lugar de usar dos yemas de huevo usad un huevo entero.
  • Lo del chocolate es opcional. Si optáis por hacerlo, usad el chocolate que más os guste: negro, con leche o blanco.



Probad estas galletas, os van a encantar. Son súper crujientes, pero a la vez quedan muy delicadas y suaves, con un toque a almendra delicioso. Hacedlas y mandadme una foto para que tanto mi abuelo Pepe como yo podamos ver lo riquísimas que os quedan. Os recuerdo que podéis seguir el blog en Facebook, Twitter e Instagram, tenéis los enlaces justo aquí mismo a la derecha.

Comentarios

  1. Realmente buenísimas! Me encantan las pastas de té y las tuyas tienen una pinta genial, me apunto la receta.
    Besos!

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  2. Estoy segura de que nos van a encantar Elena, creo que voy a hacer el doble de cantidad porque ya me imagino que no van a durar nada con lo que nos gustan las pastas en casa.
    Un besito ;)

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  3. vaya si es para ponerle un monumento!! Tienen una pintaza! besos!

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  4. Estan realmente deliciosas. Doy fe de ello.
    El punto del horno buenisimo.

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